Los nuevos canales de participación política, así como esta nueva forma de ejercer el poder, más abierta e integradora, aún están por definirse.
Hay mucha gente trabajando en estos temas. El periodismo y los analistas políticos los han caracterizado como “partidos de red”. Algunos ejemplos son:
Los ciudadanos que los impulsan plantean una pregunta inteligente, en mi opinión, formulada como sigue: “si la red está modificando todos los ámbitos de la sociedad, creando nuevos empleos, nuevos modelos de negocios y nuevas formas de expresión social; ¿por qué la democracia sigue basada en un formato y una tecnología del siglo XIX?”
El Partido Pirata, por ejemplo, funciona con un programa llamado “Realimentación Líquida” (Liquid Feedback) que crea un proceso participativo e interactivo con el que cualquier persona puede delegar su voto gracias a una red de confianza. Los partidos de red son, antes que nada, procesos abiertos y son, voluntariamente, dispositivos inacabados.
Pretenden generar plataformas, protocolos y herramientas para que los usen otros. Cualquiera podrá usar el dispositivo, al margen del contenido que se cree con él.
Su lógica consiste en sintetizar opiniones en lugar de desplazar al que piensa distinto y por eso resisten los liderazgos demasiados personalizados.
¿Será esta la dinámica representativa de la “Democracia digital?