El rápido desarrollo de la inteligencia artificial (IA) está generando cambios sin precedentes en los procesos de producción, la innovación en servicios, la educación y la investigación en salud.
Los países desarrollados están a la vanguardia del desarrollo de sistemas de IA, mientras que la mayoría de las economías emergentes todavía observan el proceso desde atrás.
El fenómeno multifacético de la IA avanza a una velocidad que hace imposible medir el impacto de estas nuevas tecnologías en las diversas dimensiones de la vida humana, con desafíos planteados a la gobernanza, la ética, la formación profesional y la inclusión digital.
Los Estados, las empresas y la sociedad aún se están organizando para enfrentar las consecuencias de esta nueva caja de Pandora.
Debido al innegable poder transformador de la inteligencia artificial es innegable, necesitamos explorar responsablemente el potencial transformador de la IA, apoyando su desarrollo y adopción, así como formulando marcos de gobernanza que permitan compartir el conocimiento y establecer principios comunes de ética, sostenibilidad, seguridad e inclusión.
El uso y desarrollo de sistemas de IA dependen de la conectividad, que está directamente relacionada con la capacidad de acceder y utilizar la infraestructura, y de capacitarse en habilidades digitales. La creación de una fuerza laboral con habilidades digitales para aprovechar la IA será lenta y requerirá de una articulación público-privada.
Las naciones con una fuerza laboral con habilidades digitales y marcos de conectividad inclusivos tendrán ventajas, al tiempo que contribuirán a la formación de nuevas profesiones y oportunidades para las pequeñas y medianas empresas.
Sin embargo, un tercio de la población mundial (o 2.600 millones de personas) sigue sin estar conectada a las redes móviles de internet, según el Banco Mundial. En América Latina, por ejemplo, en promedio, solo el 50% de la población tiene acceso a la conectividad, mientras que en Europa occidental ese porcentaje alcanza el 90%.
Estas diferencias están definiendo el orden mundial de cara a la revolución de la IA. Estamos ante un aumento de las diferencias entre las poblaciones con habilidades digitales y las excluidas del futuro.
Es difícil pensar en el desarrollo sostenible, el crecimiento de la economía digital, la inclusión digital o los beneficios relacionados con el desarrollo de sistemas y aplicaciones de IA en el contexto de una porción tan significativa de la población que permanece desconectada.
Por eso apoyo un pacto global por la conectividad que ayude a los países en desarrollo a cerrar la brecha, con el objetivo de lograr una conectividad universal y significativa y la inclusión digital de los desatendidos.
Un pacto global de ese tipo debería proporcionar herramientas y políticas para, entre otras cosas, a) acelerar el despliegue y uso de la infraestructura TIC, b) promover la modernización de las regulaciones y las asociaciones público-privadas que incentiven la inversión, la colaboración y la competencia justa, y c) el uso de fondos de servicio universal para apoyar el lado de la demanda (como la conectividad financiada por el gobierno para servicios esenciales).
Necesitamos centrar nuestros esfuerzos en generar acceso inclusivo a servicios de internet rápidos, confiables, seguros y asequibles, así como en promover la educación, la capacitación y la información enfocada en el desarrollo de habilidades digitales.
A diferentes velocidades, los gobiernos están considerando modernizaciones regulatorias para impulsar la inversión y la conectividad y las empresas están promoviendo el debate y el análisis de la realidad para contribuir a la adaptación a los nuevos tiempos.
Al mismo tiempo, es esencial abordar las brechas de habilidades digitales en todos los niveles y grupos demográficos para promover el desarrollo de una fuerza laboral (y una población en general) con alfabetización digital. Sería necesaria una contribución esencial de empresarios modernos y dinámicos, preparados para participar en la transformación digital con confianza y capaces de adaptarse a tecnologías disruptivas.