El curso de la civilización nos demanda rapidez y valentía para desentrañar lo que tenemos por delante, pues se plantean desafíos importantes. La tecnología, la clase media en expansión, la creatividad, el emprendedorismo serán algunas de las columnas que sostendrán ese futuro tan cercano.
Pero lo más sorprendente del paradigma de la tecnología de la información es que no evoluciona hacia su cierre como sistema, sino hacia su apertura como una red multifacética. Sus cualidades fundamentales e indiscutibles son su carácter integrador, su tremenda complejidad y su interconexión. L
a tecnología de la información ha adquirido tal celeridad disruptiva que se está modificando definitivamente la relación de fuerzas en el mundo. La fortaleza de esa “destrucción creadora” promueve una gigantesca reestructuración.
Los hombres del siglo XXI (así como los renacentistas entendieron la trascendencia de la imprenta), parecen decididos a aprovechar este momento para fomerntar la cooperación de las ideas, con la tecnología como vehículo central.
Así como la industria aprovechó la reducción de costos de trasnporte y comunicación del siglo pasado para organizarse en “cadenas de valor” (descentralizando la producción de partes a la locación geográfica más competitiva para ensamblar luego el producto final donde fuera conveniente), del mismo modo, eso ocurre ahora con la producción de servicios basados en el conocimiento.
El trabajo en red permite que cada persona y cada país se especializa en aquello en lo que es experto, aquello que naturalmente posee, y la tecnología nos ayuda a identificar esas habilidades y aprovecharlas en su origen.
Trabajar en red es establecer agrupaciones temporales, enlazadas por las tecnologías de comunicación, para compartir conocimientos, costos, relaciones, métodos y acceso a los mercados.
No todos sabemos de lo mismo, no todos somos efectivos en lo mismo, ni tenemos las mismas capacidades productivas. Por eso, el primer desafío es la complementación, ir generando las trazas de una red con infinitas posibilidades.