Me sentí en un filme de ciencia ficción. Qijiang número 2, un robot humanoide de 1,8 metros de altura y 60 kilos estaba frente a mi utilizando sus 38 grados de libertad para doblar ropa, abrir botellas, verter agua o lavar platos.
Qijiang 2, del Centro de Tecnología de Jianghuai, exhibía su desenfado en la “Zona de Robótica Inteligente” de la Exposición Internacional organizada en el contexto de la Convención Mundial de Manufactura 2024 por el Gobierno de la Provincia de Anhui, (China), en su capital, Hefei.
Este robot humanoide representa bien los extraordinarios avances que han tenido lugar en robótica en los últimos años, para el hogar y la industria.
Medios internacionales reportan que el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información chino ya había publicado una directriz en 2023 con el fin de impulsar la producción en masa de robots e integrarlos a la vida cotidiana en 2027.
Están en camino. Encontré robots en restaurantes (de la principal cadena que ofrece el famoso “Beijing Duck” en Shanghai) que ayudan a servir las mesas, así como robots que se trasladan utilizando solitariamente el ascensor del hotel en el que me hospedé en Shanghai para dirigirse a cumplir sus tareas.
La empresa China Agibot, por ejemplo, desarrolla robots humanoides capaces de realizar tareas físicas y cognitivas, equipados con sensores avanzados, cámaras y algoritmos de Inteligencia artificial. No solo tiene “manos habilidosas” sino que cuenta con un “cerebro inteligente encarnado” que pueden entender la intención del usuario y percibir el ambiente en el que se desempeña.
Al mes siguiente de mi visita a China, la compañía norteamericana Tesla presentó Optimus, su robot humanoide destinado a realizar tareas hogareñas, desde limpieza hasta cortar el césped y ofrecer asistencia personal. Promete que, cuando se produzca en masa, lo ofrecerán a la venta entre los 20 y los 30 mil dólares un valor similar al de un automóvil en el mercado americano.
Estas simples anécdotas y observaciones muestran que el desarrollo de robots que se parecen e imitan a los humanos está en auge y se encamina a progresar de manera disruptiva y sorprendente en el corto y mediano plazo, básicamente debido a los progresos en materia de destreza, movimiento e interacción social.
Las mejoras en los actuadores y sensores permiten a los robots humanoides ahora caminar, correr y realizar tareas complejas y los avances en inteligencia artificial (especialmente en el procesamiento natural del lenguaje, el reforzamiento del aprendizaje – técnica de aprendizaje automático – y los sistemas de visión y precepción) les permite entablar conversaciones y mostrar expresiones similares a las humanas.
Gracias a estos progresos, en la actualidad, se exploran y desarrollan aplicaciones destinadas a utilizar robots humanoides no solo en las fábricas, sino también en la atención a clientes, el cuidado de la salud o el acompañamiento de ancianos y enfermos.
Más allá de los robots humanoides, un rango completo de nuevos robots han ampliado el alcance de sus habilidades y acelerado su adopción en todo tipo de industrias.
Desde los “cobots”, los robots colaborativos o colaboradores, diseñados para trabajar junto con humanos aumentando sus capacidades (por ejemplo, asistiendo a un cirujano o colaborando con un programador) hasta la robótica de enjambre (que intenta replicar la conducta colaborativa de los insectos sociales) para coordinar robots involucrados en la búsqueda de sobrevivientes o en la construcción o reparación de infraestructura; pasando por las aplicaciones para la agricultura o la exploración espacial; una nueva generación de robots esta revolucionado nuestra vida diaria y promete grandes cambios.
Por supuesto, esta realidad nos obliga a considerar las cuestiones éticas y regulatorias asociadas a estos desarrollos. He abordado este tema en un posteo previo. Aquí solo diré que las principales dimensiones de este dilema incluyen la privacidad, el desplazamiento laboral y los estándares de seguridad asociados a estos desarrollos.
La forma en que abordemos estos desafíos determinará en gran medida que nivel de conflicto causarán en nuestras vidas esta nueva generación e robots que se acerca a pasos acelerados.