En este mundo hiperconectado, el pasado ya no es prólogo del futuro. Estamos acelerando para entrar en una fase configurada cada vez más por las conexiones. El planeta evoluciona rápidamente hacia una sociedad digital global, y el liderazgo político no podrá quedar rezagado por mucho más tiempo. Es desafiante pensar, entonces, si las ciudades y las regiones urbanas no serán una de las fuerzas políticas más poderosas de esta era.
Las ciudades son los centros culturales, económicos y sociales por excelencia de nuestra era y reflejan los tiempos de aceleración vertiginosa que definen nuestra modernidad.