Es el 56to Embajador de la República Argentina ante la República Federativa de Brasil (2016-19), nombrado por el Presidente Mauricio Macri (2015-2019) con acuerdo unánime del Senado.
Comenzó su carrera pública, que se extiende por más de una década, cuando fue reclutado para el puesto de Director Nacional de Comercio Exterior (1991), por oposición y antecedentes, a través del Sistema Nacional de la Profesión Administrativa (SINAPA).
Ocupó la Subsecretaría de Industria (1992/3) y, más tarde, fue designado Secretario de Industria de la Nación (1993/6). En diciembre de 1995 agregó el portafolio de Minería para convertirse en Secretario de Minería e Industria de la Nación.
Desde esas posiciones clave participó, entre 1991 y 1996, en el proceso más serio y duradero de estabilización y crecimiento de la economía Argentina desde que el país recuperó la democracia, en 1983.
Continuó su gestión como Representante Económico y Comercial Argentino en Washington DC, con rango de Embajador y Secretario de Estado (1996/7).
Solo dejaría el cargo al ser elegido Director General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo industrial (ONUDI).
Diseñado para superar el problema de la planta industrial típica argentina (tamaño pequeño a escala mundial y mix de producción abierto en exceso) multiplicó la producción local y las exportaciones –sobre todo a Brasil, país con el que se negoció un acuerdo particular– atrayendo numerosas radicaciones de nuevas terminales y el retorno al país de las que se habían retirado (Toyota, General Motors, Fiat) El mercado interno pasó de 90.000 a 500.000 unidades.
Se la estableció para diseñar un marco normativo específico de apoyo a este sector de actividad. La Subsecretaría elaboró y envió al congreso la primera “Ley PYME”, integrada con disposiciones en materia financiera, impositiva, laboral y tecnológica para la pequeña y mediana empresa.
Provisión de infraestructura en materia de normalización y acreditación para promover la certificación voluntaria de los productos, servicios, procesos y sistemas de calidad de las empresas con la finalidad de mejorar el acceso de los productos argentinos a nuevos mercados cumpliendo las reglamentaciones internacionales.
Se estableció, de manera simultánea, arancel 0 para importar bienes de capital y un régimen de reintegros fiscales a los fabricantes locales de esos bienes, con el fin de estimular la reconversión, competitividad y equipamiento del sector industrial mediante la incorporación de bienes de capital al menor costo posible.
El esquema adoptado consistía en un sistema de bonificación de tasas por el cual el fisco se hace cargo de cuatro puntos porcentuales de la tasa de interés que deban abonar las PyMEs por los créditos que tomen para la inversión y reconversión, constitución de capital de trabajo, adquisición de bienes de capital y tecnología, y financiamiento de exportaciones en las entidades financieras que participaban del programa.